domingo, 4 de abril de 2021

Tus labios eran cual miel fresca y cada gota en mis labios fueron empalagando mi pedazito de corazón


 

Éramos dos, solamente dos los corazones dentro

De aquel cuarto en penumbras y silencioso.

Tu respiración agitada retumbaba en las paredes, como un eco entre las rocas de un peñasco, y ya no encontraba tranquilidad para mi

Corazón que latía deprisa y desenfrenado.

Buscábamos nuestros cuerpos, nuestras manos, nuestros labios

En ese momento de pasión y deseo que tanto habíamos

 Anhelado, soñado, pensado, imaginado..., deseado.

Tus labios eran cual miel fresca y cada gota en mis labios fueron empalagando mi pedacito de corazón.

Tus brazos, fuertes y embriagadores, me hacían sentir la sensualidad

De tu cuerpo y la protección que me brindabas, la seguridad de la que no quería salir para enfrentarme a este alocado

mundo que vivo, que vivimos.

En tus ojos hallaba toda la serenidad y tranquilidad

que le hacía falta a los míos para poder soñar la belleza de los ángeles deleitándose con el ocaso del sol, ese sol que me despierta y me hace recordar el edén vivido.

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